La luna - Jaime Sabines
La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía.
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía.
Un pedazo de luna en el bolsillo
es mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
para ser rico sin que lo sepa nadie
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir.
Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas.
Fabula Maya: El Perro Fiel
Un hombre era tan pobre que siempre estaba de mal humor, y no perdía la ocasión de maltratar a un infeliz perro que tenía. Kakasbal (espíritu del mal), quien está en todo, vio que podía sacar partido de la inquina que, seguramente, el perro sentía contra su amo, y se le apareció para decirle:
—Ven acá y dime qué te pasa, pues te veo triste.
— ¿Cómo no he de estarlo? Mi amo me pega cada vez que quiere—respondió el perro.
—Yo sé que es de malos sentimientos. ¿Por qué no lo abandonas?
—Es mi amo y debo serle fiel.
—Yo podría ayudarte a escapar.
—Por nada le dejaré.
—Nunca agradecerá tu fidelidad.
—No importa, le seré fiel.
Pero tanto insistió Kakasbal que el perro, por quitárselo de encima, manifestó:
—Creo que me has convencido; dime, ¿qué debo hacer?
—Entrégame tu alma.
— ¿Y qué me darás a cambio?
—Lo que quieras.
—Dame un hueso por cada pelo de mi cuerpo.
—Acepto.
—Cuenta, pues...
Kakasbal, entonces, se puso a contar los pelos del perro. Y cuando sus dedos llegaron a la cola, el perro se acordó de la fidelidad que le debía a su amo, pegó un salto y la cuenta se perdió.
— ¿Por qué te mueves?— le preguntó Kakasbal.
—No puedo con las pulgas que me comen día y noche. Vuelve a empezar.
Cien veces Kakasbal empezó la cuenta, y cien veces tuvo que interrumpirla porque el perro saltaba. Al fin, Kakasbal decidió:
—No cuento más. Me has engañado; pero me has dado una lección. Ahora sé que es más fácil comprar el alma de un hombre que el alma de un perro.
Poema de Gioconda Belli
Amanece con pelo largo el día curvo de las mujeres,
¡Qué poco es un solo día, hermanas,
qué poco, para que el mundo acumule flores frente a nuestras casas!De la cuna donde nacimos hasta la tumba donde dormiremos
-toda la atropellada ruta de nuestras vidas-
deberían pavimentar de flores para celebrarnos
(que no nos hagan como a la Princesa Diana que no vio, ni oyó
las floridas avenidas postradas de pena de Londres)
Nosotras queremos ver y oler las flores.Queremos flores de los que no se alegraron cuando nacimos hembras en vez de machos,
Queremos flores de los que nos cortaron el clítoris
Y de los que nos vendaron los pies
Queremos flores de quienes no nos mandaron al colegio para que cuidáramos a los hermanos y ayudáramos en la cocina
Flores del que se metió en la cama de noche y nos tapó la boca para violarnos mientras nuestra madre dormíaQueremos flores del que nos pagó menos por el trabajo más pesado
Y del que nos corrió cuando se dio cuenta que estábamos embarazadas
Queremos flores del que nos condenó a muerte forzándonos a parir
a riesgo de nuestras vidas
Queremos flores del que se protege del mal pensamiento
obligándonos al velo y a cubrirnos el cuerpo
Del que nos prohíbe salir a la calle sin un hombre que nos escolteQueremos flores de los que nos quemaron por brujasTantas flores serían necesarias para secar los húmedos pantanos
Y nos encerraron por locas
Flores del que nos pega, del que se emborracha
Del que se bebe irredento el pago de la comida del mes
Queremos flores de las que intrigan y levantan falsos
Flores de las que se ensañan contra sus hijas, sus madres y sus nueras
Y albergan ponzoña en su corazón para las de su mismo género
donde el agua de nuestros ojos se hace lodo;
arenas movedizas tragándonos y escupiéndonos,
de las que tenaces, una a una, tendremos que surgir.
Amanece con pelo largo el día curvo de las mujeres.
Queremos flores hoy. Cuánto nos corresponde.
El jardín del que nos expulsaron.
Gioconda Belli
8 de Marzo de 2007
Belli nació en Managua, Nicaragua, el 9 de diciembre de 1948 y entre sus obras destacan “Línea de fuego” y “La mujer habitada”, entre otras muchas.
Revolución
En mi habitación la cama estaba aquí, el armario allá y en medio la mesa. Hasta que esto me aburrió. Puse entonces la cama allá y el armario aquí. Durante un tiempo me sentí animado por la novedad. Pero el aburrimiento acabó por volver. Llegué a la conclusión de que el origen del aburrimiento era la mesa, o mejor dicho, su situación central e inmutable. Trasladé la mesa allá y la cama en medio. El resultado fue inconformista. La novedad volvió a animarme, y mientras duró me conformé con la incomodidad inconformista que había causado. Pues sucedió que no podía dormir con la cara vuelta a la pared, lo que siempre había sido mi posición preferida. Pero al cabo de cierto tiempo, la novedad dejó de ser tal y no quedó más que la incomodidad. Así que puse la cama aquí y el armario en medio. Esta vez el cambio fue radical. Ya que un armario en medio de una habitación es más que inconformista. Es vanguardista. Pero al cabo de cierto tiempo… Ah, si no fuera por “ese cierto tiempo”. Para ser breve, el armario en medio también dejó de parecerme algo nuevo y extraordinario. Era necesario llevar a cabo una ruptura, tomar una decisión terminante. Si dentro de unos límites determinados no es posible ningún cambio verdadero, entonces hay que traspasar dichos límites. Cuando el inconformismo no es suficiente, cuando la vanguardia es ineficaz, hay que hacer una revolución. Decidí dormir en el armario. Cualquiera que haya intentado dormir en un armario, de pie, sabrá que semejante incomodidad no permite dormir en absoluto, por no hablar de la hinchazón de pies y de los dolores de columna. Sí, esa era la decisión correcta. Un éxito, una victoria total. Ya que esta vez, “cierto tiempo” también se mostró impotente. Al cabo de cierto tiempo, pues, no sólo no llegué a acostumbrarme al cambio -es decir, el cambio seguía siendo un cambio-, sino que al contrario, cada vez era más consciente de ese cambio, pues el dolor aumentaba a medida que pasaba el tiempo. De modo que todo habría ido perfectamente a no ser por mi capacidad de resistencia física, que resultó tener sus límites. Una noche no aguanté más. Salí del armario y me metí en la cama. Dormí tres días y tres noches de un tirón. Después puse el armario junto a la pared y la mesa en medio, porque el armario en medio me molestaba. Ahora la cama está de nuevo aquí, el armario allá y la mesa en medio. Y cuando me consume el aburrimiento, recuerdo los tiempos en que fui revolucionario…
Slawomir Mrozek
Espero curarme de ti...
Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.
¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.
Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: “que calor hace”, “dame agua”, “¿sabes manejar?”, “se te hizo de noche”…Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho “ya es tarde”, y tú sabías que decía “te quiero”.)
Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que tú quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.
JAIME SABINES
¿Sabes quién es Jaime Sabines?
¿Qué tipo de lenguaje utiliza en esta prosa poética? ¿Lenguaje Denotativo o Connotativo?
El próximo cuatrimestre estaremos viendo textos recreativos, que estoy segura disfrutarán mucho. Por lo pronto, si tienes alguna poesía de tu preferencia, o la letra de una canción con lenguaje connotativo, puedes compartirla con nosotros en tu blog personal. : )
El próximo cuatrimestre estaremos viendo textos recreativos, que estoy segura disfrutarán mucho. Por lo pronto, si tienes alguna poesía de tu preferencia, o la letra de una canción con lenguaje connotativo, puedes compartirla con nosotros en tu blog personal. : )
Miss Esthela
Cuento del Día de Muertos
LA JUANA
Los
tamales están fríos. Otra vez esa Juana, ¡le falta mucho pa’ ser mujer!...
La
comida fría y de seguro al mole le falta sal o azúcar. Pero eso sí, lo mocha no
se le quita, con lo que me enmuina verla vestida de negro —muy modosita—
yéndose a la iglesia a encomendarse a
todos los santos, con su rosario desgastado de tanto sobarlo y su rebozo roído,
roído, jalando a los chamacos con prisa
como si le fueran a cerrar las puertas del cielo, con su trotecito de tucán
como cuando me cuida la sombra. Lo bueno es que ya no me jode con que la
acompañe a misa, ni me amenaza con que las únicas puertas que tendré abiertas
pa’ cuando me muera son las del infierno.
De
dónde sacaría dinero la Juana pa’ tanta comida, cigarros y mi aguardiente
dialitro, si siempre se queja de que no le alcanza el dinero pa’ nada, y
quesque ya tiene las manos rajadas de tanto lavar ajeno. Quejumbrosa me salió
la Juana. Y últimamente llora tanto y anda por la casa como alma en pena por
los rincones, como buscando algo, o rogando misericordia por algún pecado
imperdonable. Tan buena que es mi Juana. Tan re chula que se ve cuando se ríe
como la cascada de la barranca, y se viste con sus trapitos floreados, con su
pelito negro y loco trenzado con los moños de colores que le regalé pa’ cuando
nos casó el cura. O cuando se queda calladita, calladita, como pajarito en su
nido, sonriente, con sus ojitos risueños y sus grandes pestañas que me airean
la vida. ¡Por ésta, por ésta que ahora si voy a dejar de tomar! Pa’ que se
ponga contenta mi Juana y pue’que hasta me consiga una chambita cortando maguey
en el monte.
Cuánto
silencio hay en la casa. A qué hora regresará la Juana. Prefiero los gritos de
los escuincles y las quejas de mi vieja a este silencio... Algo ha de querer la
muy ladina, que me hizo dulce de calabaza... Preparó comida como pa’ una fiesta
y adornó la mesa con flores de cempasúchil y luego jaló pa’ la ermita y no
tiene pa’ cuando regresar. Conque no me ande de loca la Juana. El otro día vide
a mi compadre Don Fulgencio muy girito, muy girito campanearle el sombrero como
si no tuviera gallinas en su corral. Y la Juana que se puso roja roja como
jitomate. Ta’ güeno que nos apadrinó un chamaco y nos regaló una vaca, pero...
¡Ah! ¡Cuidadito y la Juana me quiera poner los cuernos! Hasta ahorita sólo sabe
lo que es un ojo morado y unas cuantas magulladas cuando no se quiere someter a
mi autoridá’, o se me quiere poner rejega, pero que no me quiera ver la cara de güey porque... ¡Ay!
Juana, mi Juana, por qué tardas tanto...
—¡Juana,
ya era hora de que regresaras, vieja! ¿Pos’ dónde has andado? Los tamales ya
están fríos y...
—Órale
niños, jálense a lavarse las manos que ya vamos a comer.
—Juana,
¿por qué no me contestas? ¡Te estoy hablando, pues! ¿Y cuáles niños? Yo no veo
a ninguno....¿De dónde sacaste ese rebozo nuevo y...
II
Que ya
pase este día, Virgencita, que ya pase... Y que ya pase mi vergüenza de haber
preferido penarlo que aguantarlo... Y cómo iba a ocultarle mi panza que crece y
crece al Ramiro, si por menos casi me mata, si ya llevaba meses tirado de
borracho sin retozar conmigo... Y una friéguese y friéguese pa’ que la traten a
una pior que animal... Y mi madre conque aguántese mija, aguántese, quesque así
es la vida, pero pos’ a mí como que se me antoja la vida diferente, no sé cómo
pero diferente... Como cuando a Ramiro le temblaba hasta el bigote acechándome
dar una y otra vuelta en la plaza mayor, dando giros como mayate sólo por
verlo, pa’ haber terminado en la mierda, como dice mi madre. Pero cómo iba yo a
saber, cómo iba yo a saber... Puras
promesas... Por eso ese día que lavaba
en el río y se me apareció el Ramiro dando tumbos y echando de gritos quesque
ya todo el pueblo sabía que Don Fulgencio y yo... Tan fácil que fue darle un
empujón al río... Y es que el Fulgencio sí que sabe hacerla sentir a una mujer...
—Juana
¿por qué te quedas callada? ¡Contéstame te digo!
—¡Ramirito,
José, dejen de estarse peleando, respeten la memoria de su padre, que en gloria
esté, en este Día de Todos los Santos!
—¿Día
de Todos los Santos? ¡Virgen Santa! ¡Juana, Juana, por Dios, contéstame!
III
A buena hora se vino a
morir el Ramiro. Y ahora qué hago yo con la Juana con dos chamacos y otro a mi haber que viene en
camino, como si no tuviera yo los míos. Es capaz hasta de contárselo a
Consuelo, por mucho que sea su hermana. No puede decirle uno a las viejas mi
vida, mi alma, porque ya quieren casa aparte. Habrá que ver cómo deshacerme de
la Juana... Celestino nunca me falla pa’
estos trabajitos....
IV
Bien te lo tienes merecido, Fulgencio, estar tan enterrado y tan frío como
Ramiro y la Juana... Y qué te pensabas, que tu Consuelito se iba a quedar con
los brazos cruzados... Todo te lo hubiera perdonado, cabrón, pero eso de haber
matado a mi hermana... Vente, Celestino,
comamos de la ofrenda de los muertos, y re a luego vente a mi cama, que ando
con apuro de seguir saldándote la cuenta de mi encarguito...
Autor: Aletse S.
Toma en consideración los siguientes elementos del cuento al escribir el tuyo. Recuerda que tu cuento también será ilustrado.
Toma en consideración los siguientes elementos del cuento al escribir el tuyo. Recuerda que tu cuento también será ilustrado.
"El cuento vendría a ser una narración breve en prosa que, por mucho que se apoye en un suceder real, revela siempre la imaginación de un narrador individual. La acción ––cuyos agentes son hombres, animales humanizados o cosas animadas–– consta de una serie de acontecimientos entretejidos en una trama donde las tensiones y distensiones, graduadas para mantener en suspenso el ánimo del lector, terminan por resolverse en un desenlace estéticamente satisfactorio."
Enrique Anderson Imbert, narrador, ensayista y docente universitario argentino
LAS PARTES DEL CUENTO
Las partes de un cuento son introducción, centro y desenlace. Pues bien, en la primera parte presentamos el ambiente y sus personajes. Luego, se plantea los conflictos que se viven, y a partir de este momento, nuestras personas de ficción comienzan a vivir sus adversidades y luchan por superarlas. Por último, tendremos la solución final, ya sea con desenlace triste o feliz.
Consejos para escribir un cuento
Es importante que cuando escribamos demos rienda suelta a los pensamientos. Parece mentira pero muchas veces nuestros personajes comienzan a hacer cosas que no nos teníamos planteadas. Por ejemplo, la anciana podría robarse un vehículo y animar al hombre a realizar un viaje; los dos se van en pijamas y compran ropa costosa para verse mejor.
Cuando comiences con tu cuento, trata de empezar con una frase que capte la atención de tu lector para que se enganche en tu historia y ya no pueda parar hasta el final.
Al momento de terminar tu cuento, déjalo a un lado y descánsalo por unas cuantas horas antes de corregirlo. Con una mente reposada podrás encontrar errores o añadir detalles que no se te habían ocurrido anteriormente. Una vez que consideres que está listo, dáselo a personas en las que confíes para que te den una opinión sincera; aunque es muy duro, acepta las críticas y corrige lo que consideres que debes cambiar.
Para escribir bien un cuento, debes leer mucho. En el caso de los cuentos, escoge autores y estilos hacia los que te sientas atraído y comienza a nutrirte; sin embargo, no olvides a los clásicos ya que tienen mucho que enseñar.
Con el tiempo tendrás tu propia manera de narrar, no te apresures. Cuida de tu ortografía y gramática, pero no trates de escribir con palabras rebuscadas que ni tú mismo sepas el significado.
Muchas veces te sentirás tentado a dejar la historia. Recuerda que es muy común y, como dijimos al principio, mantén la constancia, pues te sentirás mucho mejor cuando veas los resultados.
Miss Esthela
No hay comentarios:
Publicar un comentario