domingo, 23 de febrero de 2014

Reseña de "La Mujer Justa"

Reseña de "La Mujer Justa"
Autor:  Sándor Márai 

Por Esthela Santiago


Una de las principales características de la novela La Mujer Justa, es el mostrarnos una misma historia desde tres puntos de vista, a partir de la mirada y sensibilidad muy peculiar de cada uno de sus tres personajes principales: Marika, Péter, y Judit.  Dividido en tres capítulos o partes, cada protagonista tendrá un espacio propio para mostrar al lector su mundo interior, sus circunstancias, y “su realidad”  respecto a la trama de la vida que los une.  Mediante tres monólogos con un registro lingüístico distinto y muy bien logrado para cada uno, el autor logra hacernos “escuchar"  estructuras, tonos y matices particulares de una forma magistral.  Además, no se pasa de un capítulo al otro, sin que uno no se sienta  atrapado  y seducido en la “veracidad” de los argumentos de cada personaje, hasta que se llega al final de la novela, y sorprendentemente se les concede la razón a los tres.

El tema de los triángulos amorosos en la literatura no es nuevo. Podemos ver triángulos amorosos tanto en literatura clásica como Anna, Karenin y Vronsky en Anna Karenina, de Tolstoi; Ginebra, Arturo y Lancelot en la saga del Rey Arturo, como en literatura contemporánea; Oliveira, La Maga y Talita, en Rayuela de Cortazar, o Tomás Teresa y Sabina, en la Insoportable Soledad del Ser de Milán Kundera, por mencionar algunos.  Aún más, los encontramos en biografías de escritores famosos como Anais Nin y Henrry Miller, todo esto muy bien documentado en cartas y en  “Diarios amorosos: Henry, su mujer y yo”, de Anais (1931-1932).  Sin embargo, parecería ser que este tema en La Mujer Justa es sólo un pretexto para, aparte de   desentrañar una historia de pasión, mentiras, traición y crueldad, tocar a fondo tópicos filosóficos como la justica, la bondad, la maldad, la riqueza, la pobreza, la libertad, la locura, la vejez, los credos, la burguesía, la amistad, los celos, la guerra y la muerte, entre tantos otros.  De una forma muy fina y a la vez con un crudo realismo, toca las más sensibles fibras del alma humana en un entramado ágil, sabio y reflexivo. Denso en la temática, pero no en la forma, uno no puede dejar de subrayar, señalar, querer dejar huellas como Hansel y Gretel para regresar, una y otra vez, sobre las palabras andadas…

Pero quizá el principal mérito de esta novela - publicada las dos primeras partes en Hungría en 1941, y la tercera, escrita durante el exilio italiano de Márai y añadida a la versión alemana de 1949 -  sea el tratamiento del tema del amor y la soledad. Los tres personajes se ven inmersos en un torrente de emociones difíciles de eludir, en su búsqueda del amor perfecto, de encontrar en el otro la persona justa a los propios ideales románticos, encontrando en el camino sólo paliativos de felicidad que se van desmoronando en la medida que la realidad los encara a ellos. Malika, la esposa perfecta, hará todo lo posible por reconquistar a Péter. Éste, a su vez, romperá con toda la lógica y los convencionalismos de su época por encontrar en Judit el amor ideal. Y Judit, por su parte, esperará pacientemente a que se alineen todos los astros que ha tramado en su imaginación para tener a Péter con ella y por siempre, hasta que un mar de soledad sea lo único que tengan los tres en común.  Tres personajes de diferente estrato social, un solo camino en búsqueda de Ítaca.

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